A lo largo de la historia vemos que hay ciclos y escenarios políticos que se repiten. Ciclos que se recrean y ocurren nuevamente. Y eso ocurre básicamente también porque hay leyes espirituales y patrones que Dios sigue de acuerdo a lo que vemos en las escrituras. Nada nuevo hay debajo del sol. Aquello que fue, ya es y ha de ser. (Eclesiastés 1:9)
En las escrituras (2 Reyes 9) podemos encontrar un escenario político muy parecido al presente que vemos hoy en nuestra nación. Podemos encontrar un paralelismo entre el liderazgo de Javier Milei y el rey Jehu. Vamos a ejemplificarlo con la historia del rey Acab y Jezabel. Un trasfondo de idolatría, paganismo y políticas públicas contrarias a los principios de Dios hasta que irrumpe en el escenario el rey Jehu, quien tenía determinadas características.
Pero antes de entrar en la analogía con nuestro presente veamos:
La biblia dice, por ejemplo, en Proverbios 16:18-33 PDT
«Después del orgullo viene la caída; tras la arrogancia, el fracaso».
En esto podemos ver cómo los líderes a través de la historia han replicado este modelo. Cada vez que vemos a un «rey» lleno de orgullo y soberbia este acaba su «reinado» de la peor manera y esto ocurre porque este es un principio espiritual. Cuando hay un hombre soberbio que se contrapone a los principios de Dios este termina acarreando un juicio del cielo.
Este es un ciclo que podemos ver en la historia. Lo vemos en «reyes» tiranos. Aquellos que han usado el poder y la autoridad para subyugar y oprimir a los hombres terminan de una manera trágica.
Porque Dios mismo los juzga, porque Dios juzga las naciones y a los gobernantes y su «Reino» es sobre todo reino humano. (Salmos 103-19)
La característica de los antiguos profetas era que confrontaban directamente con el poder real y fáctico de aquellas épocas. A los profetas no les temblaba el pulso para denunciar la corrupción y el pecado, aun cuando eso mismo podía costarles la vida y la de su familia.
Pero también vemos en las escrituras que Dios permitía determinados gobiernos y reinados para juzgar a algunos líderes o lo que en la biblia se llaman «casas». La casa de Acab, por ejemplo, fue juzgada. Dios determinaba que, en ocasiones, se tenía que juzgar a un gobierno o a una serie de líderes por la enorme corrupción y pecado que había en sus gobiernos.
Este es un patrón, cuando había corrupción al extremo Dios aparecía juzgando a un líder o a un gobierno.
Esto también lo vemos en la historia del Rey Belsasar, por ejemplo, quien fue confrontado por el profeta Daniel, que en ese momento era un funcionario (Daniel 5, 24-28). El gobierno de Belsasar se corrompió hasta el extremo, al punto de tocar los vasos «sagrados» del templo. Entonces Dios determinó un juicio para ese gobernante. Esa sentencia fue declarada por Daniel mismo. Dios declara en la escritura de la pared sobre ese hombre: “Tu reino fue puesto en balanza y fuiste hallado falto”.
En la biblia, en el libro de 2 Reyes 9, vemos la historia del rey Jehu, un hombre que tenía un carácter particular. Un líder sanguinario, implacable y que en las escrituras lo llaman el «loco».
Pero la característica fundamental de este tipo de líder es que juzga la casa de Acab y a Jezabel misma (2 Reyes 9:9). Luego veremos qué representan estos dos últimos.
Para quienes no conocen la historia de Jezabel, se trata de una mujer que había promovido la corrupción, el culto a los ídolos y los sacrificios humanos. El modus operandi de Jezabel también es un patrón que se repite en las escrituras, porque aparece confrontando al profeta Elías en el antiguo testamento, pero también aparece al final, en el libro de apocalipsis. Jezabel es un tipo de liderazgo manipulador, inmoral y tiene determinadas características en las que no vamos a ahondar ahora, pero básicamente promueve: la inmoralidad sexual, falsas ideologías, el sacrificio a los humanos y la idolatría.
Jezabel fue juzgada por Dios a través del profeta Elías. Él mismo había dicho que esa mujer iba a tener un final trágico (2 Reyes 9:36). Sin embargo, ese juicio al legado oscuro y siniestro de Jezabel iba a venir por el liderazgo de otro rey: Jehu. En, ocasiones, Dios utiliza a un rey para traer un juicio sobre otro.
Para quienes desconocen la historia, Jehu fue un implacable rey de Israel. Su historia la encontramos en 2 Reyes 9. Era un hombre sanguinario y esa cualidad fue menester para confrontar a todos los altares de Baal que se habían levantado en Israel en contra de Dios.
Eliseo envió a un profeta a comunicarle que él iba a ser el próximo rey para el trono.
Dios juzga los liderazgos de una nación cuando éstos exaltan la idolatría y el paganismo. Aquello puede provocar que se produzcan sentencias del cielo. No es inocente que un gobierno le dé rienda suelta a desafiar los principios de Dios. No es gratis que se promuevan leyes que destruyan la vida humana, se contrapongan al diseño natural de Dios y al de la familia. No pasa inadvertida tal corrupción ante el Tribunal del Cielo.
PROMOVER LEYES INJUSTAS NO ES INOCENTE. NO PODEMOS HACER ESTO Y ESPERAR QUE NADA MALO SUCEDA. NUESTRAS CONTINUAS CRISIS ECONÓMCAS ESTÁN LIGADAS A LA CORRUPDIÓN Y PECADO DE LOS GOBERNANTES. CONSECUENCIA DE ELLO DIOS ENVÍA JUICIOS, Y LOS MISMOS VIENEN CON EL SURGIMIENTO DE ALGUNOS LIDERAZGOS.
Hoy, muchos gobiernos están desafiando directamente al Creador impulsando leyes que atentan contra la vida humana, destruyen el diseño original y promueven la inmoralidad. ¡Cuidado, gobernantes! no pongan a prueba al Altísimo, no me gustaría estar en vuestros zapatos cuando llegue la sentencia del Tribunal Supremo para algunos de vuestros gobiernos.
Entonces vemos que Jehu «sentencia» a la casa de Acab. Él tenía claro que su misión era «combatir» y “derribar” todos los altares, todo aquello que se había instalado en Israel producto de la idolatría e inmoralidad de Jezabel y la permisividad de Acab.
Aquí el punto: Encuentro un paralelismo y una clara analogía entre la historia de Jezabel, el rey Acab y el rey Jehu y lo que ocurre en nuestros días como nación (Argentina). Estas son sombras, son tipos de escenarios que, como mencioné al principio, se repiten. No estoy profetizando ni nada por el estilo, estoy diciendo que hay ciclos y tipos de gobiernos que no son nada nuevo debajo del sol.
En nuestra nación hemos tenido a una presidente, Cristina Fernández de Kirchner, que introdujo e impulsó la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo (mal llamado «igualitario») en el año 2010. Un vaso sagrado que Dios le pidió al hombre que no se «tocara» porque es parte del diseño original. Una ley aprobada en contra de los principios eternos jamás es pasada por alto por el Gobierno del cielo.
Desde ahí hemos venido viendo una serie de leyes de muerte, de género, que impulsaron los gobiernos que atentan contra el plan y el diseño original. Dios pone en balanza a los gobiernos, no solo a las personas.
CFK es una mujer que abogó no solo por este tipo de proyectos, sino que impulsó políticas asistencialistas del tipo estado-dios-proveedor. Recordemos que uno de los principios que emana de las escrituras es el de tener un estado limitado. Cuando agrandamos al mismo es porque estamos queriendo trasladar las atribuciones que Dios mismo estableció para las naciones para pasárselas al estado. Recordemos, el estado no es dios. Cuando endiosamos al estado estamos cometiendo idolatría.
Por otro lado, tenemos a un Acab. Un rey que tenía estas características: un liderazgo débil, «pasivo», «quedado», pusilánime, un rey que no tiene autoridad y es manipulado a placer por Jezabel. En las escrituras vemos cómo esta mujer manejaba el gobierno de Acab cómo a ella le placía haciendo pecar a ese gobierno (2 Reyes 21:8,14).
Este paralelismo lo encontramos en la vida de Alberto Fernández (Acab), el presidente de la nación, un dirigente débil que carece de autoridad, que siempre fue pasivo, un hombre que no ha tenido ni autoridad ni firmeza, endeble, al que la vice presidente ha humillado públicamente varias veces y que ha manipulado como quiso, tal como lo hizo Jezabel con Acab. Un liderazgo del tipo “Jezabel” se fortalece cuando hay una conducción y gestión débil.
Veamos: 1 Reyes 21: 5:7
5 Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? 6 Él respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. 7 Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.
Notemos cómo Jezabel impone su voluntad sobre el débil liderazgo de Acab. Luego vemos cómo esta mujer introduce a los sacerdotes de Baal en el gobierno.
Lo paradójico es que el rey Jehu viene a «sentenciar» este tipo de liderazgo siniestro e idólatra, el de Jezabel, quien impulsó que se legislen leyes en contra de lo que Dios diseño para el hombre y la nación.
Recordemos que este estilo de liderazgo «Jezabélico» promueve el sacrificio humano, algo que hemos visto nosotros en la promoción de la ley del aborto en el 2019. Sabemos que esta práctica es un crimen aberrante, es lisa y llanamente asesinar al más inocente y un sacrifico a los demonios. Esta ley fue aprobada y permitida en la gestión del presidente Alberto Fernández.
Pero, como mencionamos, impulsar y legislar leyes en contra del diseño original puede causar un impacto sumamente negativo en las esferas de gobierno. Y en Argentina hemos visto la crisis social y económica azotar una y otra vez a la nación. Desempleo creciente, inflación sin freno, devaluación, pobreza cerca del 50%. Pero los gobernantes no aprenden, no quieren arrepentirse de su corrupción y maldad. Entonces las calamidades siguen persiguiendo a la nación producto no solo de malas políticas, sino de aprobar y legislar leyes de muerte.
Recordemos que, en este caso, el juicio de Dios venía para la nación, pero fundamentalmente era dirigido a ese liderazgo y esa “herencia”.
Volvamos a la escritura: Esta fue la sentencia que Dios había dictaminado por medio de Elías:
20 Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová. 21 He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. 22 Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con qué has hecho pecar a Israel. 23 De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. 24 El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.
Esta sentencia la vemos luego en la gestión del gobierno de Jehú quien directamente fue a confrontar a la casa de Acab y a Jezabel misma.
Otra vez, Dios utilizó el liderazgo de este hombre, el rey Jehu, para darle sentencia a todo el siniestro legado que había dejado Acab y Jezabel.
En Argentina estamos viendo el surgimiento de un liderazgo particular, un liderazgo que está emergiendo y que vino a irrumpir en nuestro escenario local, el de Javier Milei.
Como mencionamos al principio, nada nuevo hay debajo del sol, todo se repite y se recrea. Veo un paralelismo entre el liderazgo de Jehu y el de Javier Milei. Tienen estas características en común:
Carácter sanguíneo (2 Reyes 10:25,27)
Implacable (2 Reyes 10:11)
No amante de la corrección política (2 Reyes 9:22)
Al que muchos llaman el «loco» o «impetuoso» (2 Reyes 9:20)
Tiene como uno de sus objetivos combatir la idolatría y los altares de Baal (2 Reyes 9:6-10)
Y este líder presente parece tener esa misión, confrontar y darle sentencia a todas esas leyes progresistas e idólatras amparadas en falsas doctrinas e ideologías.
Milei ha propuesto derogar la ley del aborto y eliminar el adoctrinamiento a los niños en las escuelas. Ha propuesto, además, eliminar el INADI y el ministerio de mujeres, géneros y diversidad y otros organismos que son centros de producción del pensamiento socialista y anticristiano.
En este sentido, Milei ha determinado confrontar esas agendas progresistas, aquellas que comenzaban en el año 2010 en el gobierno de Cristina Kirchner con la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Entonces vemos una confrontación, el liderazgo de Jezabel versus el liderazgo de Jehu, el líder implacable que viene a derrotarla y eso es lo que está pasando.
Esta no es una discusión acerca de si él es cristiano, o si tiene los valores correctos, eso habrá que dejarlo para una discusión política. Lo que hago con este escrito es una lectura espiritual de los gobiernos, los tiempos, los paralelismos y escenarios análogos de la historia y cómo la providencia de Dios siempre interviene sobre las naciones, de distintas formas y maneras.
Dios ha determinado hacer algo con este liderazgo, al margen de nuestras posturas. También es necesario comprender cómo los gobiernos pueden ser juzgados cuando confrontan directamente con los diseños de Dios.
Salmos 33:10
«El Señor anula los planes de las naciones; frustra las maquinaciones de los pueblos.»
Con este artículo no estoy diciendo que Javier Milei es un «elegido», ni un santo y mucho menos un mesías. Tampoco digo que él sea creyente ni cristiano, no me consta, aunque haya dicho que tiene acercamiento con el judaísmo. Tampoco estoy diciendo que hay que votar por él ni necesariamente apoyarlo, ni que haya que militar en su partido, lejos de eso.
Estoy diciendo que podamos discernir los propósitos específicos que los «presidentes» y gobiernos tienen y que de alguna manera son utilizados por Dios, nos guste o no, para generar juicios, sentencias y cambios en una nación.
Omar Sarmiento