A todos aquellos que queremos o que estamos en un sitio de gobierno la historia del profeta y funcionario Daniel nos inspira.
¿Te acordás cuando el rey Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbaba y lo dejaba intranquilo?
El capítulo 2 de Daniel nos cuenta que este rey pidió a todos los astrólogos y magos que le interpreten el sueño y ninguno pudo. Era tal la ira del hombre más poderoso de aquel entonces que mandó a matar a todos los «sabios» de Babilonia porque nadie pudo comprender el sueño que tuvo.
Hasta que apareció Daniel y, según la revelación del Espíritu Santo, él le interpretó el sueño a este hombre «poderoso».
Daniel 2:19 «Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.»
Cuando Daniel se presentó delante del rey interpretó el sueño con lujo de detalle. Era una visión profética no solo para su reinado, sino para tiempos posteriores.
Fue tal la magnitud de la revelación en la interpretación que el mismo rey babilónico se postró ante la presencia de Dios y reconoció que el Rey de Reyes estaba con este «deportado de Judá».
Daniel 2:46 «Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e incienso.«
Esto es lo que necesitan los políticos de hoy. Presentar buenos proyectos de ley, gestionar con integridad, trabajar con honestidad, luchar por los valores del reino, todo eso es bueno pero si la presencia de Dios no nos acompaña solo seremos buenos cristianos en los lugares de gobierno. Líderes con buenas intenciones pero que no traen «el cielo a la tierra».
Necesitamos la presencia de Dios. Esa presencia hará que hagas una diferencia sustancial entre todos los «magos» de Babilonia. Muchos lideres políticos en los distintos espacios de poder están confundidos, no saben qué decisión tomar, no saben para donde ir.
Miren lo que ocurrió en la pandemia, la mayoría de presidentes y funcionarios de la salud no sabían qué hacer porque había un escenario incierto y complejo. Y los futuros escenarios inciertos requerirán líderes con una clara revelación de parte de Dios para aconsejar y guiar a funcionarios y hombres de gobierno.
Los «reyes» de este tiempo están esperando que emerjan personas con una revelación fresca de parte del Espíritu Santo. La revelación te pone por delante de los «sabios» de este tiempo. Porque el conocimiento y la formación son super necesarios pero nunca van a suplir la revelación. Los funcionarios de alto rango pueden tener excelentes asesores y las mejores consultoras a su disposición pero nada de eso se compara a lo que un hombre puede causar con la revelación de Dios.
Dios se sigue manifestando hoy. Lo hizo con Daniel, también puede hacerlo con nosotros.
Pero tendremos que hacer como Daniel, ir al secreto del Padre y pedirle guía y revelación. Pedirle a un pastor que nos ore, ir un domingo al templo o estar en un grupo de la «iglesia» no va a ser suficiente. Tendremos que pasar tiempo con nuestro Padre, para morir a nosotros y escuchar Su Voz.
Tendremos que hacer como Daniel, que oraba con sus amigos e intercedían buscando guía y dirección para comprender los misterios de gobierno. Dios no revela misterios «escondidos» a quien no está dispuesto a pasar tiempo con él y no tiene la sensibilidad necesaria para percibir su susurro.
Paremos un momento hoy para pensar. Esa situación que estamos queriendo destrabar y que estamos «remando» tal vez con nuestras fuerzas. ¿No será tiempo de ir a la habitación con Papá y pedirle que nos ayude a desentramar ese «misterio»?
No tiene que ser una gran revelación, pero Dios nos puede guiar a encontrar respuestas donde parece que todo es un laberinto. Nunca olvidemos esto: la revelación irá de acuerdo a SU voluntad, no será producto de nuestro capricho sino del de manifestar su GOBIERNO a los reinos humanos de esta época, tal como lo hizo con Nabucodonosor.
Entonces los hombres de gobierno que te rodean podrán decir: verdaderamente Dios está con este hombre o con esta mujer. Porque la presencia de Dios va más allá de nuestro conocimiento o talento. La presencia de Dios se trata de lo que él es y de cómo quiere manifestarse a los gobiernos humanos.
Daniel 2:20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. 21 Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
Sin pasar tiempo con Papá no habrá misterios revelados, sin oración los «magos» de babilonia gobernarán confundiendo a los gobiernos, sin oración solo habrá conocimiento y estrategia humana y de eso el sistema tiene de sobra.
Necesitamos revelación, esa que solo emerge cuando entramos al secreto con el Soberano de los Reyes de la Tierra.
Omar Sarmiento