Ayer fue el día de la lealtad en el peronismo. Cada año el 17 de octubre en la Argentina, los militantes del partido justicialista conmemoran la movilización obrera y sindical en la Plaza de Mayo de Buenos Aires realizada ese día en el año 1945, que exigió y obtuvo la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón, quien había sido detenido pocos días antes.
Más allá de los espacios políticos hay algo que los cristianos no debemos olvidar nunca. La única lealtad incondicional a la que nos debemos como hijos de Dios es al REY DE REYES y al SEÑOR DE SEÑORES.
No le debemos lealtad ciega a ningún referente político, ni a los de antes ni a los de ahora, ni al gobierno ni a la oposición, ni al peronismo, ni al liberalismo ni al radicalismo ni a ningún ismo político. Porque de esa lealtad «incondicional» es la que usan muchos politiqueros para manipular a las personas. No se le debe lealtad ciega ni incondicional ni a Perón, ni a Macri, ni a Perón ni a ningún líder político.
Debemos respeto y reconocimiento a las autoridades e instituciones en las que estamos trabajando, pero no lealtad incondicional.
A quien si le debemos lealtad incondicional es a quien dio su vida por nosotros, es decir, solo a Jesucristo, al que está por encima de todo gobierno humano. ¿Recuerdan al profeta Daniel cuando tuvo que confrontar a Nabucodonosor?, él era fiel al Rey Eterno, no al rey de turno, y por tal razón pudo confrontarlo.
Los hombres son falibles, se equivocan, pueden «meter la pata». Pero el reino de Dios es INCONMOVIBLE.
Hay que desprenderse de esa visión mesiánica hacia los movimientos políticos y hacia los líderes políticos, sean quienes sean.
Nuestra misión trasciende a lo partidario y gubernamental, ya que eso es temporal. El reino de Dios es eterno y está por encima de los gobiernos terrenales.
Esto no es a favor o en contra de algún partido o espacio, es a favor de comprender que nuestra misión como hijos de Dios trasciende y es Superior.
Solo a JESUCRISTO debemos lealtad incondicional, a él sea Gloria y Honra por todos los siglos.
Omar